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TRABAJO MISIONERO

OBJETIVO

Estimular la conciencia de los misioneros para ampliar nuestros horizontes espirituales.

BASE BÍLICA:

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina! - Isa. 52:7

INTRODUCCIÓN,
UN RETO PARA EL CRISTIANISMO

El cristiano no esta solo en el mundo, somos miembros de la raza humana, creados por Dios y regenerados por Cristo. Al considerar el reto misionero mundial, es absolutamente necesario ver el cuadro global desde la perspectiva de Dios. La población del mundo crece tan rápidamente que se le ha denominado como una “explosión demográfica” y las implicaciones de este crecimiento mundial incluyen al cristianismo, porque la responsabilidad de evangelizar al mundo se vuelve enorme. Casi dos tercios de la población mundial no ha oído de Cristo; algunos de ellos viven cerca o entre cristianos, pero el resto está totalmente ajeno al testimonio del evangelio.
Las muchas religiones del mundo también nos retan a tener una visión general de la situación y a sentir una gran pasión misionera. Evangelizar significa comunicar a otros las Buenas Nuevas de que Cristo es el salvador de la humanidad; el propósito de la evangelización es que toda persona tenga la oportunidad de entender esas Buenas Nuevas para poder aceptar o rechazar a Cristo como Salvador. Podemos medir el fruto de la evangelización al ver que las personas que aceptan a Cristo le sirvan en la comunión de su iglesia.
El desafío de llevar el Evangelio a otras poblaciones tiene un mayor sentido cuando comprendemos el verdadero propósito que Dios tiene para el hombre; el mandamiento de ir a predicar y bautizar no solo incluye a nuestros familiares, amigos y vecinos, sino también a otros pueblos, ciudades y naciones. En este tratado haremos un estudio que está estrechamente ligado a las Escrituras, y en consecuencia al plan de Dios.
Abandonar nuestro pueblo para llevar el Evangelio a otro diferente del nuestro, o a un grupo hasta ahora no alcanzado (quizás indígenas), es atender el llamado de un plan divino trazado desde el principio para el hombre, mostrando el carácter y la naturaleza de Dios como una base importante para estudiar el ministerio transcultural.

LA NECESIDAD DE EVANGELIZAR AL MUNDO

Si en los tiempos de Cristo el mundo tenía sólo 250,000,000 habitantes, y hoy tiene más de 5,234,000,000, los retos de la Gran Comisión de Cristo para la iglesia, las implicaciones misioneras, son mayores.
En el mundo hay unos 230 países, de los cuales sólo en 22 está representada nuestra Iglesia, Soldados de la Cruz de Cristo. Por orden alfabético esos países son: Alemania, Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. En varios de esos países no contamos con ni siquiera 15 asociados.

LA NECESIDAD DE EVANGELIZAR ESTE PAÍS

Volviendo la mirada a este país, Estados Unidos, tenemos que reconocer que de sus 50 estados, sólo tenemos obra en unos 13; en los otros 37 nada tenemos. Por orden alfabético, los estados en que tenemos obra son: Arizona, California, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Georgia, Illinois, Maryland, New Hampshire, New Jersey, New York, Pennsylvania y Texas. En varios de esos estados no llegamos a la cantidad de 10 asociados, y en algunos mucho menos. En pocos de los lugares donde tenemos obra contamos con un templo; en la mayoría de ellos los servicios religiosos se celebran en una casa-culto.
Entonces ¿qué pasa? ¿Por qué no se avanza en la evangelización? ¿Será que acaso no hemos comprendido la necesidad de ir por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura?

¿Quiénes son los verdaderos misioneros?

Son personas que han creído en el evangelio de Jesucristo y han hecho un pacto con Dios de servirle dejando su tierra y su parentela en reconocimiento de que el profeta no tienen honra en su tierra; se han negado a sí mismos, y ya no vive conforme a sus deseos carnales, sino que viven conforme es la voluntad de Dios. Se preparan constantemente en el estudio de la Palabra de Dios, en su doctrina, para poder llevar el mensaje de una manera clara y satisfactoria a las almas de cualquier cultura, atendiendo a una misión especial: Ir por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura, enseñándoles que guarden todas las cosas que Jesucristo nos ha enseñado.

DISTINTOS TIPOS DE MISIONES

Existen tres tipos de misiones:
1. Misiones nacionales: Son aquéllas que se llevan a cabo dentro del territorio de un país determinado, dedicada a evangelizar a la población propia de ese país.
2. Misiones especiales: Son aquéllas que se llevan a cabo dentro del territorio de un país determinado, pero dedicada especialmente a evangelizar a la población extranjera o grupos minoritarios que viven en el país.
3. Misiones extranjeras: Es la proclamación del evangelio más allá de las fronteras geográficas y políticas del país propio.
La preparación de misioneros para ser enviados a diferentes culturas (nacionales, especiales y foráneas) varía de acuerdo al área en que desean trabajar, por lo cual deben dedicar el tiempo requerido a la preparación (según convenga) para capacitarse para una encomienda tan grande. Por ejemplo: para ser misionero nacional se necesita conocer los estados no evangelizados, su nivel económico, social y cultural. Para ser misionero especial necesita hacer un estudio minucioso de los grupos que quiere alcanzar, escoger a cual de ellos desea llevar el evangelio, conocer su cultura, su idioma o dialecto, sus creencias, etc. Para ser misionero en el extranjero deberá conocer los países más necesitados del evangelio, su idioma, su cultura, su nivel socioeconómico, etc. Todo ello para entrar al campo de batalla llevando el equipo necesario para el combate y habiendo organizado un buen plan y una buena estrategia para enfrentar al enemigo.
A muchas naciones del mundo hace falta llevar el cristianismo, esto aumenta el reto de enviar misioneros, no solo a otros pueblos y estados, sino también a otros países. Este es el reto que se nos presenta hoy en día. Y esto es sólo un pequeño ejemplo que nos hace ver la gran necesidad espiritual del mundo.

EL PROPÓSITO DE DIOS

El ministerio de la evangelización tiene su origen en la naturaleza de Dios, su amor es el principio fundamental de la historia de la Redención 1 Ped. 1:19-20.
Los primeros tres capítulos del libro de Génesis muestran la grandeza del hombre, pero también su necesidad de redención. Génesis 4-11 muestra la corrupción del hombre y las consecuencias de la caída. Muestran que Dios es un Dios de juicio, que juzga la rebelión de la raza humana. Pero también que Dios es un Dios de amor que quiere salvar al hombre de la corrupción y de la condenación.
La Biblia presenta una fe histórica, una fe en el Dios que actúa en la historia por medio de hechos generales. Asimismo la misericordia de Dios se manifiesta en hechos concretos, en actos específicos en la salvación de determinadas personas. Dios provee un plan específico de salvación y pide una respuesta de parte del hombre. Sí queremos sentar las bases bíblicas de nuestra misión, tenemos que tomar en serio lo que nos enseñan los primeros capítulos de la Biblia.

Dios tiene propósitos para la humanidad:

(a) Procura que los hombres vengan al arrepentimiento Luc. 19:10; 2 Ped. 3:9.
(b) La iglesia es el instrumento actual que Dios usa para mostrar su amor a la humanidad.

Hasta lo último de la tierra. Hech.1:4-8

A sus discípulos, en su ascensión, Jesús les dio la obligación de ministrar el mensaje divino que les había encargado, pero ¿Cómo iban a cumplir con su parte? ¿Qué medios usarían para cumplir su misión? ¿Cómo le hablarían a las demás naciones de Dios? Dios le dio a su pueblo dos métodos para que pudiera cumplir su misión satisfactoriamente:

1. MISIÓN CENTRÍPETA: Fuerza atrayente.

Si observamos la posición geográfica de Israel, nos daremos cuenta que sirvió, estratégicamente hablando, para una buena transmisión del mensaje divino que el mundo debía recibir. Israel se encuentra en el centro geográfico de tres continentes, Europa, Asia y África, era el principal cruce de caminos del mundo antiguo, así tenía muchas oportunidades para exponer a los viajeros y comerciantes de diversas naciones la verdad de Dios.

2. MISIÓN CENTRÍFUGA: Fuerza expansiva.

El pueblo escogido por Dios tenía que servir para llevar el mensaje de Dios más allá de los límites de Israel; esta responsabilidad de ir a las naciones y actuar como mensajeros de Dios aparece repetidas veces en el Antiguo Testamento. Algunos ejemplos son los de José, Daniel, Ester, Jonás, Jeremías, Isaías, etc.
Ambos métodos, centrífugo y centrípeto, obraron durante los tiempos del Antiguo Testamento y Jesús también los usó, dejó que se le acercaran los romanos, griegos, fenicios, etc. y fue a los samaritanos y a las regiones de Judea, Fenicia y otras.
La gran comisión en el Nuevo Testamento nos dice de la intención divina de alcanzar a todos los pueblos, pero los discípulos tuvieron que pasar por un entrenamiento que el mismo Jesús les dio. Ambas fuerzas anteriores están trabajando también en la actualidad, permitiendo que los afligidos y necesitados se acerquen a nosotros, y yendo nosotros a buscarlos, es decir que ambas fuerzas actúan a la vez en nuestro tiempo.
Gracias al trato de Dios con Israel, la humanidad pudo saber de la gloria y el amor de Dios, así como de su poder, paciencia, juicio y justicia; aquella fue una oportunidad para que los hombres pudieran recibir normas y principios para vivir correctamente

Selección y comisión de los doce. Mat.. 9:35-10:-42

Cuando Jesús comenzó su ministerio rodeaba las ciudades y aldeas enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y achaque en el pueblo. Contempló la gran multitud de gente y tuvo compasión de ellas, porque estaban derramadas como ovejas que no tienen pastor. Entonces platicó con sus discípulos acerca de la necesidad de contar con “misioneros” para ser enviados a esa gente. En el capítulo 10 comienza a escoger a 12 discípulos; primero los escoge por nombre, luego les da la misión que deben llevar, después les marca el carácter que deben tener, enseguida les advierte de las persecuciones venideras, les conforta y luego les anima dándoles a conocer la recompensa de los misioneros.

El Espíritu Santo, poder para la misión centrífuga universal.

Así como Cristo fue concebido, ungido y dirigido por el Espíritu Santo desde el principio hasta el fin de su vida en la tierra, de igual forma los discípulos entran en un modo centrífugo de vida misionera por la presencia del Espíritu Santo “El que cree en mí... ríos de agua viva correrán de su interior. Esto dijo acerca del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él, pues todavía no había sido glorificado” Jn. 7:38-39.
Cristo terminó su ministerio diciéndoles: “Paz a vosotros, como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros. Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” Jn 20:21-22.
Pentecostés era la cuarta de siete fiestas descritas en Lev. 23, la presencia del Espíritu Santo entre los discípulos los transformó en misioneros, es decir les dio poder para cumplir la misión.

EL REGRESO DE CRISTO Y LAS MISIONES

Para un entendimiento claro del plan misionero y su programa debemos regresar a la Gran Comisión, en que Cristo impartió las divinas instrucciones para la iglesia; También debemos ir al libro de los Hechos, al momento en que fue iniciado el movimiento durante los primeros treinta años.
Cinco afirmaciones fueron dadas en la Gran Comisión, una en cada uno de los evangelios, y una en el libro de los Hechos, mostrándonos que los cuatro escritores hablan de la unión de la venida del Señor con la Gran Comisión directa o indirectamente. Mateo incluye la promesa de la presencia del Señor con sus misioneros “todos los días, hasta el fin del mundo” Mat. 28:20. Lucas une las dos en el capítulo uno de los Hechos “seréis bautizados con el Espíritu Santo... ” y “..... me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” Hch. 1:5, 8. Marcos cita las palabra de Jesús “Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones” Mar 13:10, como una de las señales antes de su venida, como parte de su discurso en el monte de los Olivos. Juan se refiere al regreso del Señor recordando las palabras de Jesús a Pedro refiriéndose a Juan “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?. Jn. 21:22
Regresando al libro de los Hechos, encontramos la tarea asignadas por Cristo a su iglesia, y la más clara está en Hch. 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Estas son las últimas palabras de Cristo en la tierra pues luego leemos: “y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Y la nota que inmediatamente le sigue es “Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿porqué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Hch 1:9-10.
Aquí se puede ver cerca y significativamente dos asuntos vitales: Primero, la ascensión del Señor puso en marcha las órdenes a la iglesia de llevar el evangelio a todo el mundo; y segundo, el anuncio por los mensajeros celestiales que regresaría personal y visiblemente justo como lo habían visto ir. Estas dos cosas, la misión mundial de la iglesia y la bendita esperanza del regreso del Señor, están íntimamente relacionadas la una con la otra.
La partida del Señor dejó un programa distintivo, una tarea enorme para que su iglesia la cumpliera durante su ausencia, y la promesa de su regreso fue añadida; la deducción es que su regreso se cumpliría cuando ellos cumplieran la tarea. Además ésta deducción está hecha más fuerte y la lección del pasaje se hace más impresionante cuando notamos el incidente registrado en los versículos anteriores de este capítulo que llevaron a la declaración de la Gran Comisión del versículo ocho. El Señor resucitado encuentra a los apóstoles en lo que llamaríamos ahora una discusión dispensasionalista. Le preguntaron “Señor restaurarás el reino a Israel en estos días? Una pregunta muy natural para ellos como judíos. Pero su respuesta es “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad.” ¿Pero... Pero qué? Pero me seréis testigos... hasta lo último de la tierra”.
¿Puede alguien fallar en ver el punto? El Señor echa a un lado su discusión acerca de tiempos y sazones como irrelevante para el tiempo presente y enfatiza lo que sí era relevante y de vital importancia, o sea, que se entreguen sin reservación al único gran asunto y objetivo primordial de la iglesia de era presente, la evangelización de todo el mundo.
En lugar de estarnos ocupando en miles de cosas materiales, los misioneros deberíamos escuchar la voz del Señor quien nos dice: “¿Por qué se preocupan por las cosas materiales? ¿por qué trabajan sólo para el mantenimiento de cada día? ¿por qué están entretenidos en ver quien trabaja y quien no? ¿por qué estáis mirando al cielo?… ¡Séanme testigos hasta lo último de la tierra!”
Si nosotros calláremos, las piedras hablarían (Luc.19:37-40). No se trata literalmente de que las piedras vayan a emitir sonidos, sino que si nosotros no cumplimos con nuestro deber de anunciar el evangelio y presentar a Cristo como el Salvador del mundo, la salvación vendrá por otra parte (Esth.4:14), puede ser que Dios se levante un grupo de hijos fieles que nos sustituyan y entonces ¿cuál será la sentencia para nosotros que tenemos hoy esta Gran Comisión?

Dos errores fueron cometidos por los discípulos que escucharon la Gran Comisión de los labios de Jesús: El primero, haciendo la tarea muy pequeña, poniendo su atención solamente en Jerusalén, o cuando más en Judea y Samaria sin completar la orden de “y hasta lo último de la tierra.” Y la segunda haciendo la tarea demasiado grande, mal interpretando que lo que debían lograr era la conversión de todo el mundo. De hecho, estos dos errores tristemente han prevalecido en la iglesia a través de los años, y han sido la causa en gran media por la falta en cumplir la verdadera tarea dada por Cristo.
¡Cuantos misioneros se concentran hoy en “Jerusalén”, en el “Aposento alto”, conviviendo entre misioneros, pensando que ya tienen la salvación asegurada! ¡Cuantos otros, como Pedro, ven que ya tienen una muy buena congregación y se conforman con las almas que asisten a la iglesia, y ya no se preocupan por seguir ganando más almas para Cristo!

CONCLUSIÓN

Pedro, en su primera predicación, convirtió cinco mil almas, y en su segunda tres mil, un total de ¡Ocho mil almas en Jerusalén! ¿Para qué querrían más almas si ya eran suficientes? Sin embargo, para Dios no eran suficientes, y como nadie se movía para predicar, Dios envío una persecución a la iglesia para que de esta manera salieran a predicar y cumplieran con su misión. Fue de esta manera que los discípulos salieron de Jerusalén, e iban predicando por los lugares que pasaban, ¡Lo que no hicieron cuando todo estaba en paz, lo hicieron en medio del tormento! Dios ha dado una orden y nos ha dado el día de hoy las comodidades para lograrlo, debemos aprovechar que gozamos de paz nacional, política estable, libertad religiosa, etc. No esperemos que venga la tribulación para entonces comenzar a predicar. Salomón nos dice en Ecl.9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”. Si eres joven no esperes a ser adulto para comenzar tu misión; si eres adulto no sigas desgastando tus fuerzas en algo vano, esperando la vejez para decir “no puedo, no tengo fuerzas”.
La necesidad de desarrollarnos como “misioneros” es U R G E N T E, hay millones de almas esperando conocer la doctrina verdadera, una doctrina que llene los vacíos que otras van dejando, que aclare los puntos doctrinales que le son misteriosos, que les lleve convicción de esperanza de cielo, y tú la conoces y la vives, ve pues a aquellas almas, no dudes que Dios ha prometido estar contigo todos los días, para ayudarte en su obra y para bendecir el trabajo de amor que hagas por su obra.
Hermano que me escuchas, oye el reclamo de Dios diciéndote a través de su Palabra: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Rom. 10:14. Dios quiera que esta verdad toque tu corazón y te concientice de la gran necesidad espiritual de tu localidad, pueblo, estado y país.

Himno # 104
Himnario “La Voz de los Soldados de la Cruz”

Es el tiempo de la siega, y tú, sin vacilar,
¿Declarando con holgura: “No hay que trabajar”?
Mientras tanto que el Maestro te vuelve a llamar,
¡Joven, joven, ven, trabaja ya!

                                        CORO
Ven, y ve los campos blancos como están,
Aguardando manos que los segarán.
Joven, despierta, hazlo pronto y alerta,
Sé el primero en decirle: “Heme aquí, Señor.”
Por doquier se inclina la madura mies
Que las áureas mueven, ¡y que bella es!
Joven, despierta, hazlo pronto y alerta,
Pocos días hay que restan para el segador.

                                             2
Las gavillas que recojas, joyas de esplendor,
Brillarán en la corona que dará el Señor.
Busca pronto eternas joyas, Dios es premiador.
¡Joven, joven, ven, trabaja ya!

                                             3
Va pasando la mañana y nunca volverá;
Pronto el tiempo de la siega aquí terminará.
¿Te hallaras, al fin, vacío ante el Creador?
¡Joven, joven, ven, trabaja ya!